La incineración de residuos biológicos es el proceso de quemar desechos específicos, incluidos los desechos patológicos, farmacéuticos, ya que se considera el proceso más seguro porque evita daños al medio ambiente y a la salud de la población en general

Existen alternativas a la incineración, pero estas tecnologías son ciertamente incapaces de destruir por completo ciertos residuos, como los productos farmacéuticos y los desechos patológicos específicos.

La eliminación de residuos biológicos no incinerados puede provocar la contaminación de las aguas potables, superficiales y subterráneas si se llevan a vertederos que no se hicieron para esa causa.

Los desechos biomédicos se clasifican esencialmente como riesgo biológico debido al potencial de propagación de enfermedades. Dependiendo de la categoría en la que se encuentre el artículo, podría estar esparciendo desechos radiactivos, como los subproductos del proceso de quimioterapia. Si los animales se contaminan de estos desechos que se dejan al aire libre, esto podrían transmitirse a los humanos.

La incineración de desechos se ha practicado ampliamente, pero se debe de realizar con la liberación de contaminantes al aire y la generación de residuos de cenizas. Los materiales incinerados que contienen cloro o que se tratan con este pueden generar dioxinas y furanos, que son carcinógenos humanos y se han asociado con una variedad de efectos adversos para la salud.

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